No hay un límite de tiempo establecido para dejar de consumir nuestros productos, ya que cada uno cumple una función específica en el organismo, trabajando para reparar el deterioro celular acumulado a lo largo de los años. Este proceso activa el sistema de defensa del cuerpo a niveles óptimos, fortaleciéndolo contra diversas enfermedades.

Es importante tener en cuenta que el envejecimiento, la mala alimentación y los factores ambientales generan un daño celular progresivo con el tiempo. Esto puede dar lugar a enfermedades como diabetes, artritis, glaucoma, envejecimiento acelerado, hipertensión, neurodegeneración (Alzheimer, Parkinson), enfermedades cardíacas, entre otras.

Se recomienda seguir un tratamiento de al menos 4 a 6 meses para obtener resultados notorios, ya que este es el período aproximado en el cual el cuerpo puede eliminar gran parte del daño celular causado por el estrés oxidativo.

Nuestros productos pueden consumirse de manera prolongada y recurrente como medida preventiva para revertir el daño celular y prevenir el desarrollo de futuras enfermedades.

En el caso de personas con dificultades para ingerir cápsulas debido a problemas en la garganta u otras complicaciones, es posible abrir la cápsula y diluir su contenido en agua o en alguna bebida para facilitar la ingestión.